POR HERMANA JEANNETTE FILTHAUT
Este año mi sueño se hizo realidad cuando mi hermano y su mujer decidieron llevar a su familia de tres hijos, junto con sus esposas y nietos a Costa Rica a celebrar sus 50 años de casados. La hermana de mi cuñada, mi hermano y yo también fuimos invitados para celebrar esta ocasión.
Aunque se me rompió la fíbula de mi tobillo derecho antes de Navidad, me quitaron el yeso antes de irnos y pude viajar a Costa Rica con la familia en febrero. Este país de la América Central es demasiado bello y está muy enfocado en la sustentabilidad y la educación, así que este viaje fue una verdadera educación para todos nosotros. Los hoteles donde la familia se hospedó están comprometidos con la sustentabilidad ecológica a través de servir frutas, vegetales, carne y pescado locales.
En Costa Rica, típicamente, un guía de turismo debe pasar exámenes para poder servir como guía para los recorridos ecológicos. Mi recorrido me llevó a Rio Frío – todo un día de conducir y de andar en lancha a través de áreas agrícolas y culturales, observando mucho de la vida salvaje de ese país. Pasamos por campos de piñas, papayas, naranjas y azúcar de caña, observando la fábrica donde se procesa la caña de azúcar y donde se salva la pulpa para dársela al ganado – además de la más dulce leche.
Conduciendo en el autobús a través de los bosques lluviosos me hizo percatarme de como algunas de nuestras compañías Canadienses están tratando de traer un cambio a este país, tomando algunas de las riquezas de la tierra para sí mismas. Con mi cámara traté de capturar algunas de las bellezas de este país que tiene más de 200 volcanes. Había muchas turbinas de viento en las montañas que utilizan las fuertes corrientes de viento que vienen de los dos océanos.
Hace 50 años no pude asistir a la boda de mi hermano y su mujer en 1966, pero esta vez tengo hermosas memorias de su 50º Aniversario de bodas en Costa Rica este año.