
La Hermana Mary Mercedes y la Banda de Jóvenes de St. Michael en Belleville, Ontario en 1938.
POR VERONICA STIENBURG, ARCHIVISTA
La música tiene una larga historia como un importante ministerio de las Hermanas de la Providencia de San Vicente de Paul. Desde 1880 hasta hoy, las Hermanas de la Providencia han compartido y continúan compartiendo sus talentos musicales con las comunidades a las que les sirven.
Cuando la Congregación abrió su misión para la enseñanza en Perth en 1892, el Convento de St. John contaba con cinco Hermanas: La Superiora local, tres maestras de primaria y una maestra de música. Esto marcó el precedente para que se crearan aproximadamente 20 misiones para la enseñanza y todas contaron en su personal con una maestra para que enseñara música. La maestra de música enseñaría música a estudiantes privados, dirigiría los coros en la parroquia y tocaría el órgano en la misma. Incluiría enseñar música en la escuela, incluyendo el dirigir coros y bandas escolares. A veces, la maestra de música fungió como la sacristán de la parroquia. La maestra de música fue esencial para el éxito de las misiones para la enseñanza. Cada convento tenía que sostenerse a sí mismo, ya que las maestras no recibían casi ingresos económicos, fue a menudo el enseñar de manera privada a estudiantes lo que hizo que estas misiones pudieran subsistir.
El enseñar música tuvo sus desafíos también. En 1920 en Arnprior, las Hermanas Mary Gerard y Mary Carmel Teresa enseñaron a estudiantes privados en la recepción al frente del Convento del Sagrado Corazón, en dos pianos que se encontraban uno junto al otro. Ellas contaban en voz alta para ayudar a sus estudiantes a concentrarse mientras otras nueve Hermanas en residencia pasaban junto a ellos de camino para salir. En otro caso, en sus primeros días enseñando música la Hermana Mary Carmel Rose escribió música para sus estudiantes ya que no se proveía de libros de música y no había guías de estudio a seguir.
Las maestras de música ofrecieron más que lecciones de piano. Condujeron bandas, enseñaron canto, piano, violín, guitarra y mucho más. Varios estudios de conventos fueron conocidos por sus recitales musicales. En la publicación de junio de 1922 de la revista El Guardian, Jessie Keith de Trenton describe un recital de la Hermana Mary Germain y los estudiantes musicales del Convento de St. Peter en Trenton en el cual ella cantó y bailó: “La Cantata, ‘Madera Salvaje’, fue un gran número que recibió un aplauso muy entusiasmado… Debemos de agradecer a nuestra amable maestra la Hermana M. Germain que compuso la Cantata y nos entrenó a catarla con tanto éxito.”
Las Hermanas fueron conocidas por las bandas y orquestas que dirigieron. El 23 de mayo de 1930, los estudiantes de música del Convento St. John en Gananoque pusieron un ‘Musical’ que incluyó a una Orquesta de Convento y la primera aparición de la Banda Armónica.
La enseñanza de la música fue una parte activa del ministerio de las Hermanas en Kingston. La Casa de la Providencia contó con un muy bien conocido estudio de música. La Hermana Mary Genevieve y la Hermana Mary Hildegarde desarrollaron y enseñaron el currículo de música en las Escuelas de St. John y St. Mary en Kingston, así como el haber sido vitales al estudio de música en la Casa de la Providencia e integrales al legado de música de las Hermanas en Kingston. Varias Hermanas tuvieron estudios de música en la Casa Madre de la Providencia.
Conforme la Congregación se retiró gradualmente de la enseñanza en las escuelas, las maestras de música continuaron enseñando de manera privada a estudiantes y continuaron involucradas con el ministerio de la música de parroquia. En Picton, por ejemplo, mientras que la última Hermana enseñó en la escuela separatista en 1978, la Hermana Mary Agnes Clare continuó enseñando música en el Convento de St. Gregory hasta el año de 1997. Se sigue enseñando música en la Casa Madre de la Providencia hoy día gracias a la Hermana Marie Dundon.

Arriba, la Hermana Margaret Mary enseñando música en el Convento de St. John en Perth, alrededor de los años 1980.
