
POR CATE HENDERSON
Recientemente se me pidió participar en un trabajo de grupo llamado la Red de Semillas de la Comunidad, que es un colectivo de cuidadores de semillas a lo largo de Norte América que comparten semillas en vez de venderlas.
En toda Norte América las personas se están reuniendo en bibliotecas de semillas, intercambios de semillas (como el Sábado de Semilla), bancos de semillas y en línea a través de iniciativas virtuales para ayudarse mutuamente a salvar plantas de herencia y variedades de razas autóctonas para el bien común. La Red de Semillas de la Comunidad (nacida del Intercambio de Semillas de sus Cuidadoras en Los Estados Unidos) espera actuar como un recurso y conector para estas iniciativas, de manera que, las personas, puedan libremente compartir semillas con aquellos que las cuidarán para el futuro.
Algunos de los participantes en la red son parte de las comunidades de las Primeras Naciones a lo largo de Norte América incluyendo un colega de Tyendinaga quien es un cuidador de semillas Haudenosaunee. Esto es importante porque hasta ahora nuestros indígenas comprensiblemente han sido cautelosos de “compartir” las variedades de semillas con nosotros y han guardado sus iniciativas más recientes en relación a semillas para sí mismos.
Echemos una mirada a la historia del “arbusto Henderson Lima” como ejemplo. Se dice que Peter Henderson encontró este frijol lima creciendo en una zanja en su propiedad. Este señor colectó las semillas y entonces las vendió con mucho éxito desde su compañía de semillas. Pero sabemos que frijoles no crecen solos porque son exclusivamente plantas cultivadas, y ciertamente nunca he visto un Arbusto Lima Henderson “voluntariamente” crecer por sí mismo en el jardín, y ¡mucho menos en una zanja! Otra posibilidad es que Peter Henderson tomó esta variedad de frijol lima de indígenas que la estaban cultivando, le puso un nombre como el suyo propio, vendiéndolas para sacar provecho posteriormente, sin ni siquiera reconocer el trabajo que seguramente se empleó para perfeccionar esta variedad. Es imposible saber qué fue lo que realmente pasó.
Por fortuna hay ahora unos cuantos proyectos que están buscando “repatriar” la diversidad de semillas compaginando las variedades de comida que conocemos por sus nombres ingleses con las culturas que las cultivaban antes de la llegada de Colón. A través de esta investigación, comunidades indígenas tendrán una vez más acceso a esas variedades de herencia y podrán gozar otra vez comidas de sus dietas ancestrales.
Diane Kahontakwas Longboat de las Naciones Six del Territorio del Gran Rio dice en Semilla Sagrada: “Las plantas de semillas contienen la historia de la creación, la ley espiritual referente a la continuidad de la vida, la ley natural de la relación con el sol, el aire, el agua, la lluvia, los microrganismos, minerales de la tierra y otras plantas compañeras. Alterarlas es desobedecer las leyes del Creador. Su integridad es el legado heredado para las generaciones futuras. Es nuestro deber regresar las semillas a las generaciones que vienen en el mismo estado como nos las fueron regaladas a nosotros.”
Nosotros que cuidamos del Santuario de Semillas estamos en una posición perfecta para regresar en este momento las semillas, en el mismo estado como nos las fueron regaladas. Tengo fe que esta red nos ayudará a crear un verdadero compartir y una relación de dar entre todos nosotros que cuidamos de las semillas y que quizás la “repatriación” de algunas de nuestras variedades de semillas se volverán parte de nuestro plan de sucesión a cinco años para la colección del Santuario de Semillas.
En el 2014, el Papa Francisco enfatizó en la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre Pueblos Indígenas: “Aunque los esfuerzos internacionales referentes al desarrollo de estándares que conciernen los derechos humanos de los pueblos indígenas son de suma importancia, en muchos aspectos las políticas nacionales y locales son aún más decisivas en respetar la identidad específica y la cultura de los pueblos indígenas y la protección de sus derechos. En este contexto, mi delegación desea subrayar la importancia de leyes que regulen la relación entre los pueblos indígenas y las industrias de extracción que operan en las tierras ancestrales: Tierras que, en muchos casos, son también de gran significado cultural y del medio ambiente.”
Hasta hace poco, la industria de la semilla ha sido una de “extracción”, renombrando las diversas variedades de semillas para venderlas. Ahora, tenemos la oportunidad a nivel local de respetar la identidad específica de la comida y la cultura de la comida de los Pueblos Indígenas y de devolver desde un lugar sincero de justicia y paz.
