En 1966, el Papa Paulo VI pidió que las congregaciones religiosas en el Canadá ayudaran con trabajo misionario en los países de América Latina. Las Hermanas de la Providencia de San Vicente de Paul sintieron el llamado a contestar esta petición y en enero de 1967 dos Hermanas visitaron Guatemala, Perú y Chile para determinar dónde establecer una nueva misión.
Cuando las Hermanas estaban visitando el Perú conocieron a dos sacerdotes jóvenes de la Arquidiócesis de Edmonton quienes estaban asistiendo a una escuela de la lengua en Lima y que estaban a punto de establecer una misión en los poblados a las afueras de Lima. En los años 60’s, 30,000 personas de las montañas en el Perú migraron a las áreas desiertas en los alrededores de Lima, tomando posesión de las tierras y construyendo chozas, constituyéndose en las conocidas barriadas, pese a la oposición del gobierno. Los sacerdotes y el Arzobispo de Edmonton les rogaron a las Hermanas trabajar con ellos en su ministerio y las Hermanas aceptaron ayudarlos. Como resultado de la visita a Sur América las Hermanas se convencieron de que “su generosidad debía ir más allá de los límites planeados originalmente, y después de discutir el asunto el Consejo decidió abrir dos misiones en vez de una sola.” Las Hermanas establecieron misiones extranjeras en San Cristóbal, Guatemala y en El Progreso, Lima, Perú.
Las primeras cuatro Hermanas misioneras al Perú llegaron a Lima el 9 de diciembre de 1967. Las fue a encontrar el Fraile A. MacDonnell y el Fraile Amadyk, los sacerdotes de Edmonton. Al día siguiente las personas de las barriadas les dieron la bienvenida a su nuevo hogar, El Progreso, en el Distrito de Carabayllo, Provincia de Lima. Carabaillo es considerado como uno de los distritos más pobres de Lima y está situado al Noroeste de la provincia. Cuando las Hermanas llegaron a El Progreso era un pequeño poblado, sin servicios básicos como agua, sistemas sanitarios, electricidad y caminos pavimentados.
En febrero de 1968, la Superiora General viajó al Perú a visitar a las Hermanas en su nueva misión. La Madre Superiora escribió, “Hemos visto un gran avance en la “barriada”. Un gran número de chozas ha sido reemplazado por pequeñas casas de ladrillos. Estas ni tienen pisos o ventanas, aunque hay alguna que otra excepción. La escena es muy desoladora y las personas son pobrísimas… Las Hermanas visitan los hogares diariamente, ayudando y brindando apoyo a los enfermos, ganándose la confianza y el amor de las personas. Ellas acompañan a los Padres cuando ellos conducen lecciones de estudio, y muy pronto estarán preparadas para llevar a cabo este trabajo ellas mismas.”
En 1975, las Hermanas de la Providencia de San Vicente de Paul extendieron su ministerio en Perí a Chulucanas, Piura, en la punta noroeste del Perú. La Hermanas Josephine Doiron fue a Chulucanas a ayudar a entrenar a líderes laicos para que enseñaran el catequismo, participaran en el ministerio de la parroquia y ayudaran a los pobres. La Hermana Theresa Moher se unió a la Hermana Josephine de 1981 a 1983 y sirvió a las personas de Chulucanas a través del ministerio de parroquia y la evangelización. El ministerio de las Hermanas en Chulucanas llegó a su fin en octubre de 1985.
En 1991 un grupo de hombres y mujeres, quienes habían estado trabajando en colaboración con las Hermanas por muchos años, pidieron hacerse formalmente Asociados de la Providencia. Su petición fue concedida y el proceso de Formación de Asociados comenzó. El 20 de enero de 1992, cinco personas hicieron su compromiso como los primeros Asociados Peruanos. A través de los años el número de Asociados de la Providencia ha crecido bastante. Se reúnen mensualmente y cada persona trata de vivir su compromiso como discípulos de Cristo trabajando con organizaciones, en la parroquia y en sus hogares.
En 1995 las Hermanas de la Providencia de San Vicente de Paul empezaron un programa de Formación para el Noviciado en el Perú. Entre los años de 1995 a 1998 las Hermanas y las mujeres en formación vivieron en una sola casa. En 1998, una casa en San Felipe, Distrito de Comas fue inaugurada para acomodar a aquellas mujeres involucradas en el Programa Peruano de Formación para el Noviciado. San Felipe esta localizado más cerca de Lima que El Progreso, lo cual facilitó que las novicias pudiesen viajar más fácilmente a la ciudad para llevar a cabo un programa de Formación Inter-congregacional. La Hermana Sara Jiménez Angulo, quien fue la primera Candidata Peruana, hizo sus votos perpetuas el 13 de diciembre de 2000. Ella se convirtió en directora del Programa de Formación en Perú en 2002. Algunas Hermanas continuaron viviendo en la Casa de Formación hasta el 2011.
Desde 1967 las Hermanas de la Providencia han estado involucradas en la instrucción religiosa, entrenamiento catequista y en el Movimiento de Trabajadores Cristianos. Han proveído de cuidados a la salud y servicios de salud mental a los pobres y marginados, ministerio parroquial, educación, y han ayudado a las personas empobrecidas en el Perú de todas las maneras como les ha sido posible. Las Hermanas actualmente continúan con su ministerio en El Progreso y en el 2011 la Hermana Sara Jiménez Angulo empezó un ministerio en Torre Blanca.